De personajes y falacias
Sucedió hace demasiados años. Es imposible describir lo que pasó en aquel entonces, pero... Algunas historias nunca se van del todo; se quedan varadas en el subconsciente de los escrupulosos. Quizás esta historia solo sea una de ellas: una historia en donde la extravagancia, la búsqueda de atención y la incomprensión del mundo mermaron en el corazón de ese sujeto.
Era una mañana apesadumbrada. Típica mañana del octavo día de aquel mes y de aquel año en donde algunas historias terminaron de encajar. "La vida no tiene que ser perfecta para ser fantástica" - resonó en su mente aquella frase que no estaba seguro de dónde la había escuchado.
Decidió ponerse de pie y apagar el despertador. Ese día sería larguísimo a su parecer. Eran las cuatro de la mañana.
Ya en su típico trayecto de todos los días, en aquel coche japonés, pensó en las falencias de la realidad. Imaginad, a veces la concepción de la inmensidad del universo puede ser algo desalentador. Pero ese día era distinto, era el momento de finalizar aquel "poema", o francamente la personificación del mismo. Sin embargo... Eso sería en unas horas. En ese instante, su mente empezó a divagar en el último poema que había leído de García Lorca y el último cuento de García Márquez. Ambos le habían roto el corazón. Ambos expresaban el magno trabajo de esos personajes. Pero algo no terminaba de encajar: su mente divagaba en cuestiones puramente empíricas y abstractas. Pensó en lo difícil de encajar en la vida de otras personas. Alguna vez, Julio Cortázar mencionó en una de sus novelas: "Qué hacer cuándo, lo que se quiere y lo que debes hacer no es lo mismo."
Su primer compromiso se situaba en el segundo piso de aquel edificio, en donde él estaba seguro, pasaría mucho tiempo en los tres años que quedaban por delante. Eran las seis y media.
Era la ciencia de Curie, de Lavoisier, de Dalton... pero a él no le terminaba de encajar la idea de recibir ese curso. De cualquier forma, esa era la última clase que tomaría de química. En uno de los pequeños instantes de infamia del subconsciente. Pensó en lo que los entendidos ya habrían descifrado... pero no. C10H12N2O = Serotonina, C43H66N12O12S2 = Oxitocina, C8H11NO = Dopamina. Las reacciones que se encargan de regular las emociones, el amor, el odio, el cinismo, el desprecio... cualquier sentimiento. Las encargadas de lo que todos de cierta forma buscan: la felicidad. Y sin embargo... quizás solo era una creación inverosímil para darle sentido a las banales proezas de la humanidad. ¿Qué era la felicidad? Existían diversas interpretaciones, desde la utópica novela de Un mundo feliz de Huxley hasta cintas cinematográficas como The persuit of happyness. Subjetivo. Su perspectiva se encontraba en otro lado: ¿Qué es la belleza?
Matemáticas. Integrales. Corto. ¿Nada poético? Simple, a veces el silencio es oportuno.
La observó. La gente que tiene un aura misteriosa usualmente no resalta entre la multitud. La descripción corta: ella tenía ese aura. La descripción larga: una idealización que solo podía ocurrir en los libros más empalagosos de la literatura. ¿Sabéis? Era imposible considerar un final, si nunca hubo un principio. Pero... al mirarla, él sabía que en su silencio, en su introversión, en su misteriosa identidad, en la incomodidad que ella miraba cuando las personas hablaban de cosas que ella no comprendía: quizás había un alma por quien luchar. A pesar de todo, el protagonista de esta historia era otro inmiscuido en su realidad; un introvertido en su máxima expresión. Él trató de alguna forma de hablarle semanas atrás... sus coartadas eran evidentes. Después de todo, él nunca había tratado de interesarse en nadie. Pero ¿qué se podía pedir? Su soledad la intentaba opacar leyendo, dedicándole tiempo a sus estudios, jugando videojuegos y publicando cosas aleatorias en aquello que en aquel entonces llamaban "redes sociales". Quizás fuera cobardía, quizás solo había que dejar que el tiempo fluyera, quizás algunas historias solo suceden en lo más profundo del subconsciente, quizás él debería haberle preguntado qué estaba leyendo actualmente ella y una semana después volver con la típica coartada... Pero nunca sucedió.
Luego de salir despavorido de aquel lugar, ya que había olvidado que debía terminar uno de sus compromisos. Se dio cuenta de lo que representa la soledad para otras personas. Luego de actualizar bases de datos de la universidad, era necesario realizar llamadas a algunas personas... él lo hizo con gusto. La última vez que se actualizaron dichos números fue en dos mil cinco; muchas veces quienes contestaban los números eran los padres de esos estudiantes. Una gran parte se había ido al extranjero, otros eran empresarios, otros eran personas comunes subsistiendo y finalmente, gente que triunfó significativamente en la vida. Todo el mundo era un dilema. Todos coexistiendo en este pequeño montículo de tierra trasladándose casi 365 días sobre una estrella de tipo G a 26000 años de Sagitario A...
El regreso fue peculiar. Se echó encima una porción de nachos con queso tratando de evitar un nuevo bache en la ciudad del futuro. Luego de desvelarse afinando los últimos detalles de un código, finalmente su historia terminó.
Un día común.
Dicotomía
Absurdo, redundante y eclipsado.
Una historia del garete, un infame cuento y una idealización vagamente conocida.
El sujeto que programa su despertador tres horas con cuarenta y cinco minutos después de la media noche, ¿verdad?
Un coche que recorre setenta y dos kilómetros diariamente, cinco días a la semana, ¿locura?
La pequeña manía con aquella red social del pajarillo azul... ¿coherente?
Desvelos sin mesura...
Preguntas incesantes.
El único mensaje enviado en catorce meses a una desconocida...
Una coartada patética en un mensaje a media noche.
Siete semanas.
Cuatro sustancias: serotonina, endorfina, dopamina y oxitocina. ¿Felicidad condicionada?
Aquella canción de los ochentas...
Un libro de historia de aquel Nobel polémico.
Un país del asco.
Un mensaje anónimo.
Tú, que eres arte y no eres consciente.
Un misterio...